. La Cantabria vindicada y demostrada según la extensión que tuvo en diferentes tiempos: la variedad del gobierno de los romanos en España y quales se llamaron Regiones. Historia de la geografía, desde su principio. Guerras de los invencibles cántabros, y valerosísimos asturianos, según los autores romanos solos. Hazañas posteriores de los Cántabros por mar

Jose Hipólito de Ozaeta Gallastegui

Jose Hipólito de Ozaeta Gallastegui. La Cantabria vindicada y demostrada según la extensión que tuvo en diferentes tiempos: la variedad del gobierno de los romanos en España y quales se llamaron Regiones. Historia de la geografía, desde su principio. Guerras de los invencibles cántabros, y valerosísimos asturianos, según los autores romanos solos. Hazañas posteriores de los Cántabros por mar. Madrid, 1779

Página 128-133

Sobre el agravio que el Padre Maestro hace á los Cántabros, contándolos conquistados por los Cartagineses, con el geroglifico del fingido Elefante.

268.     A la pag. 128. dice Florez: “ El Elefante es símbolo de Africa, de que usaban los Cartagineses, que tanto dominaron en España; y para denotar lo que se iban internando, erigían estas piedras con aquella figura. Algunos caminaron ácia el Norte, y llegando hasta Durango, dejaron allí esta memoria.”

Tanto cala al fondo en el piélago de la Historia este insigne monumento Cartaginés, como una vegiga enchida á soplos. Esta es una piedra, mal tallada que existe en un paseo de aquesta Villa, sirviendo de puenteci1lo para pasar el hueco de una zanja, Pero dos Escritores mirándola fantásticamente, vieron en ella las figuras de los raros, y diversos animales que imaginaron en las idéas de sus mentes. Florez, hablando misteriosamente de su dibujo, dice: “Conseguí, á fuerza de tenaces, y repetidas diligencias por varias expresiones con que me lo ponderaron, y no faltaba dificultad, á causa de hallarse en despoblado, y lo mas cubierto de tierra. Llamanle Idolo de Miqueldi, y pone su figura, indigna de aprecio”.

269.     Aunque hubiese estado encargada su guardia á algún Oficial Real, y su custodia á algún par de Archiveros, no podían exagerarse mejor las diligencias para conseguir un dibujo de esta piedra. Pero todas las que supone, se redujeron á una carta que escribió al Padre Maestro Loviano, Prior entonces del Convento de Agustino de Durango. Este le envió el dibujo sin mas coste, ni dificultad, que ir á pesar, y pasar sobre el tal Idolo, y sacar su diseño. Y si hubiese querido sacar mas figuras, podía sacar otras tantas como gustase; porque no es este el único Idolo que encontró el que escribió de ellos. Este fue Don Gonzalo de Otalora, vecino de Durango, de quien dice Enao: “Que halló otros muchos en aquella merindad, en Urrache, en Mañaria, Momoitio, Ayura, Irure, Cangoitia, y marcas con caracteres, y señales no entendidas de diferentes formas, y hechuras.”

270.     Todos estos Idoloes están á la falda de monte en que están las canteras, sin que de ellas haya hecho ningún otro mas pareció, que el que se merecen las piedras. Mas á este relator de cosas extraordinarias, que no se hallan, ni se han hallado en ninguna otra parte del País, se le debió de haber, con los muchos años, enfermado en los aposentos de su cerebro el portero de la firme razón, con conocido daño de la imaginativa; por lo que, como á Deucalion, y Pirra se les convertían en hombres, y mujeres las piedras que echaban ácia atrás; así también se le convertían á nuestro Otalora en Idolos con letras que no entendía; y por otra parte dice, que eran misteriosas todas las piedras que vió en la merindad de Durango. Sino hubiese algún defecto de demasiada candidez en este sujeto; ¿á quien se le puede hacer creíble, que en un corto distrito haya una jerarquía de Idolos, y que en ninguna otra parte se haya hallado uno? ¿Y el que ninguno de estos representa á Jupiter, Venus, ni á Diana, que era la Diosa del Cartaginés? Todas estas son piedras mal formadas de aquellas canteras, y de ninguna otra materia estrangera. A esto se junta el universal silencio de todos los Autores.

271.     ¿Qué otra cosa, pues, puede ser esta piedra mal figurada, y sus hermanas esparcidas solamente en aquella merindad de Durango, sino algunos bosquejos de blasones de armas, que algunos Patanes, preciados de Arquitectos, los desbastaron tan mal, que los hubieron de abandonar por inútiles, ó algunas piedras sacadas para otros fines, que después no tuvieron efecto?

272.     Favorece esta congetura, elque todos los blasones de armas de este contorno, hasta pocos años há, se gravaban en las piedras de las canteras de aquellos montes, en que se sacan del tamaño que se quieren. Esto lo ha visto toda España en las columnas de jaspe, que para obra real se condugeron los años pasados desde Mañaria á Madrid. Una de estas labrada á picón, cuya aspereza granada son sin duda los misteriosos caracteres de nuestro idolero, se rompió en el camino, y quedó en Castilla, en donde nadie se atreverá á valerse de ella. ¿Qué Kalendarios, pues, harán de esta columna quando se haya borrado esta memoria; si el tiempo produce dos Escritores de la fantasía de Otalora para las gentilicias divinidades, y de Florez para geroglificos de conquistas? Favorece también esta congetura, el que ignorándose hasta poco há en este contorno la innumerable multitud de canteras que hay en todos nuestros montes; la piedra de las Torres, Casas, Palacios, las columnas enteras de todos los edificios, las de corredores para formar arcos, y las de sustentar vigas de zaguanes, aun de esta Villa de Vergara, que dista leguas, son del monte que llamamos de Amboto. Extiendese éste desde Mondragon, Elorrio, Durango, ácia Arratia, llamando á las canteras que hay en él con el nombre del Lugar mas inmediato, como se dio á las de Madrid el nombre de Mañaria por la cantera que allí se descubrió.

273.     Los Idolos de Otalora son algunas piedras abandonadas en algunas de estas, ó semejantes ocasiones. Pues si estos Idolos hubieran subsistido desde la antigüedad, ¿no hubieran hecho mención de ellos Strabaon, y Plinio, que cuentan los Templos de Venus, las aras dedicadas á Augusto, el Templo de Hercules de los Cartagineses, y las Naciones que tenían el defecto de ser idolatras?

274.     Si Otalora no hubiese olvidado el Bascuence en Sevilla, podía conocer por la etimología misma (que siempre define la cosa, como dijo un Poeta.)

Conveniunt rebus nomina sæpe suis:

Que la voz primitiva de estas piedras no fue el de Idolua, sino el de Idorua, esto es, cosa encontrada. Corrompióse el nombre con la mudanza de la r. en l. y por decir Miqueldico Idorua, se dijo Miqueldico Idolua. Esta equivocación se le imprimiría en los cuentos de la niñez, para producirla, según su humor, con autoridad en la ultima infancia.

275.     Sus exageraciones en referir los caracteres notables; suponer que eran tales sin conocerlos; llamarlos misteriosos sin haber podido leer una letra; el suponer que la aguja se mantuvo mas de diez y siete siglos, y haber desaparecido todo desde que se les quiso registrar, y leer, dan á entender que quiso contar, que en las cercanías de su Lugar había cosas tan estraordinaria, como las maravillas de Puzol. Y continuando en dejar salir las especies extravagantes de su enferma imaginación por las puertas abiertas de su fantasía, dice: “Que es un Abbanda, ó Rinoceronte”: y diría yo Mochigote sin ojos, orejas, boca, cuerno, ni cogote; ni disposición para poder formarse de él animal conocido, á quien pueda representar. Y no contento con lo dicho, añade: “Que no se tiene memoria de él, si bien corre por Idolo antiguo”. ¡Raro viejo¡ Así aparecen de quando en quando algunos pocos Escritores, como los nadadores del naufragio que cuenta el Poëta, aficinados á referir ilusiones, y fabulas extravagantes por antigüedades.

Apparent rari nantes in gurgite vasto.

276.     El Padre Maestro no hizo aprecio de este soñado Idolo, con quien el chocho Otalora, por contar un delirio, hacia idolatras á sus paisanos. Pero engrandeció, y admiró el tamaño de esta piedra, como si fuese hallada en Pretesburgo, y no en País donde hay otras innumerables mucho mayores; añadió, que es un globo grandisimo, no siendo, según el diseño que el mismo Florez presenta, globo, sino un circulo pequeño del tamaño de una rueda de amolar navajas de Barbero, que tiene tres palmos de diámetro. Después de estas ponderaciones, la dio otro destino histórico tan arbitrario como el del otro. “Supuso por esta piedra, que era Elefante, y símbolo de Africa; y sacó por conclusión, que el Cartaginés llegó hasta Durango” ¿Mas en qué funda el Reverendisimo esta entrada del Africano en Cantabria? ¿Con qué autoridad, sino con la propria, dá este segundo, ó tercer nombre de Elefante á esta piedra mal labrada? Adónde tiene materia para el lomo correspondiente, colmillos, y trompa? De la figura que mantiene, ni el famoso Arquitecto de los Griegos, Lisipo, era capaz de formar Abbada, Rinoceronte, ni Elefante. ¿Qué Autor hay que diga que el Africano estendió sus conquistas hasta Durango? Himilcon, en su navegación al Norte desde los Pesicos, dirigió su derrotero, sin acercarse á estas costas, como lo dice Mariana, que la refiere con individualidad. Don Pedro Salazar de Mendoza, citando á Polivio, y Plutarco, escribe: “Que por tierra llegaron las conquistas de los Cartagineses hasta las bocas del Guadiana, la Andalucia, Estremadura, Reyno de Leon, con su Mancha, muchas tierras en Aragon, Cataluña, y Valencia, y en el Reyno de Leon conquistaron á Salamanca”. Con esto se falsifica el que pudiesen los Cartagineses , que no llegaron á dominar la Cantabria, ni se acercaron á ella con muchas leguas, poner semejante monumento en el sitio que supuso, sin genero de dúda, el Padre Maestro, haciendo geroglifico de conquistas, y Elefante á una piedra mal formada. Estos materiales no son sino cuentos de cocina, para divertir niños, y para la Historia tan propios, como unas piedras redondas, y solo arena seca para levantar unos obeliscos, como las Pirámides de Egypto.