. Viage Artístico á varios pueblos de España, con el juicio de las obras de las tres nobles artes que en ellos existen, y épocas á que pertenecen

Isidoro Bosarte

Isidoro Bosarte. Secretario honorario de S.M.  y en propiedad de la Real Academia de S. Fernando, Académico de número de la de la Historia. Viage Artístico á varios pueblos de España, con el juicio de las obras de las tres nobles artes que en ellos existen, y épocas á que pertenecen. Dedicado Al Excmo. Señor D. Pedro Cevallos, Primer Secretario de Estado &c..- Tomo Primero.- Viage á Segovia, Valladolid y Búrgos. De orden superior. Madrid en la Imprenta Real, año de 1804.

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Viage a Segovia  

Yo partí del Real Sitio de San Ildefonso para Segovia el día 31 de agosto de este año de 1802.

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De otras antigüedades en Segovia

Estatua de Hércules. El historiador de Segovia Diego de Colmenares ha llamado la atención de las repúblicas literaria y artística con la figura de una estatua de Hércules muy antigua, que dice hallarse en esta ciudad dentro del convento de monjas de Santto Domingo el Real. Como la estampa de esta figura que hizo grabar el historiador denota buenas proporciones, y el jabalí muerto á los pies de Hércules la hace muy rara, procuré el permiso de los Superiores del monasterio para verla, creyendo que fuese una estatua del Antiguo, que conviniese vaciar en yeso para los estudios de las artes en las Academias Reales del Reyno. Diré brevemente lo que he visto.

Entrando en el convento, y subiendo la escalera principal del patio, á los últimos peldaños para desembarcar en la galería alta, se ve á mano derecha que sale de la pared, la cabeza de un jabalí colosal. Sus formas fueron buenas, aunque ya muy destruidas y gastadas: el sitio de los ojos y las orejas se conocen muy bien; el hocico está desbaratado, por la frente con dirección á el hocico, le baxa una correa que se distingue todavía con certeza: conserva los colmillos muy rebaxados de relieve contra la quixada superior: su materia es piedra berroqueña muy dura, y el sólido, según se puede tantear á la vista, podrá ser de cinco á seis arrobas de peso. El ejemplar se presentaba vivo, no muerto, como la figura de la estampa, aunque por su solal cabeza no podemos juzgar si su actitud era estar parado de pie quieto ó andando; pero la correa demuestra ciertamente que no estabe en libertad natural en el bosque, sino con algún freno o algún adorno, que no podemos juzgar enteramente.

Sobre la cabeza del puerco en la misma pared á poca distancia, hay un relieve de figura humana que á la vista será como de dos quartas. Su diseño es de la última imbecilidad del arte; de manera que el gótico mas gótico no es peor. Le han dado una mano de almagre, no se sabe quando; con cuya operación no se ve ya de que especie de piedra es. El puerco conserva el color natural de la piedra. Si la figurilla tuvo algun instrumento en las manos ya no puede saberse qual sería.

Sobre estos datos para empezar á discurrir con fundamento seria menester ante tdoas cosas picar un poco en la pared. Lo primero que hay que registrar es si la piedra de que está hecha la cabeza del puerco, y la piedra en que está esculpida la figura tienen continuación física, ó si son dos piedras distintas. Esta pared es de la torre de unas casas que compró para monasterio Doña Mayor, hija de Doña Juana de Luna, y de Luís Mexía de Virués, según Colmenares; y añade que se fueron a vivir en ella las religiosas por los años de 1513. La pared, que ahora es de la escalera, está enlucida de yeso, que coge estas figuras por sus contornos sin dexar campo alguno á la figura humana, ni á los lados de la cabeza del jabalí; de modo que se ven enteramente aisladas las dos esculturas. Me he informado de que la pared es de cinco pies de grueso. Separando con la imaginación el oficio que ahora hace esta pared, y considerándola en su fundacion como pared de torre que daba a la calle, se echa de ver que las dichas figuras caerian bien alto del suelo; pues no habiéndose removido de donde estaban, se hallan mas altas que el piso del cláustro alto del convento. Esta reflexion me induce á creer que quando estas esculturas se empotráron en la pared, ya estaban mal paradas y arruinadas como ahora se ven; pues ademas de quepor la altura en que estaban respecto al piso de la calle, no quedaban expuestas al ludibrio, y que desde el año de 1513 acá nada han padecido, se puede juzgar que todo su daño es anterior á la fábrica de la torre. Esta, segun lo poco que se alcanza á ver, es como otras muchas torres de casas de Segovia, y no alguna obra desconocida ni oriental.     

Si las piedras de las dos esculturas fuesen distintas, se puede juzgar que su colocación en la misma pared no es negocio de composicion artística, sino de sola colocación por curiosidad ó gusto, ó por quitarlas de andar rodando por la calle: y en este caso la figura humana es ripio, y la cabeza del jabalí es también ripio.

Si la piedra fuese una misma, será menester discurrir nuevamente sobre lo que la combinación de estas dos figuras representa; porque en la suposición evidente de no haber proporción alguna entre el héroe y su despojo, se deduce con toda certeza no haber sido esta la composicion del grupo. 

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Jabalíes de piedra en la calle Real. Subiendo por la calle Real, como vamos á la Plaza mayor, se ve á mano izquierda junto á la puerta de la botica un bulto de piedra que representa un animal, aunque no es fácil asignarle la especie. Comunmente se cree que es la figura de un marrano. Su largo es de ocho pies; su grueso dos pies y seis pulgadas en el quarto trasero; y su alto tres pies desde el empedrado de la calle. Aunque se dice comúnmente el marrano de piedra, puede ser que esta denominación no esté bien fundada: porque el quarto trasero es redondo, el lomo sillado, y el cuello largo y encorvado; señales que no se pueden aplicar al cerdo. Mas bien me inclinaría á creer que esta fue figura de un caballo.

Setenta pasos mas arriba junto á la puerta de la confitería, que también es tienda de cerería, hay un bulto indubitable de un jabalí. Su altura desde el piso de la calle es de dos pies; su largo seis pies y seis pulgadas; y su grueso por lo mas grueso un pie y seis pulgadas. Le llaman la marrana de piedra, suponiendo que el macho es el que queda abaxo junto á la puerta de la botica. Este puerco estaba cinchado de una correa, que se le distingue todavía muy bien, y uno y otro están enterrados hasta las panzas.

En la pared de la huerta de los Capuchinos hay empotrado un bulto de animal, del que se ve solo el quarto trasero. Aquel fue toro ó becerro; porque las vertebras del nacimiento de la cola mas elevadas que los quartos lo demuestran bien. La pared de la huerta donde está empotrado se está hundiendo, y seria bueno que quando la hayan de reparar se sacase aquel bulto de donde está, y se pusiese en la huerta, para que lo viesen todos; pues acaso conservará mucho mas de lo que ahora se ve.

Qual fuese el designio en la representación de tales figuras de animales, es punto muy obscuro. Su multitud en España se hace notable; porque figuras de puercos, ó como dicen barracos ó verracos, hay en Coca, en Avila, en Talavera la vieja, y en otras muchas partes. En Arévalo tengo entendido por persona fidedigna que hay uno de mármol pulimentado en el portal de la casa del Conde de Valdeláguila. Era menester ver muchos para ir aventurando alguna conjetura sobre sus señales á falta de toda inscripción. No he visto todavía en Castilla mas que los dos que he dicho hallarse en esta ciudad, que son el de la calle Real, y el que está en la escalera de las monjas. El de la calle Real está fixado ó cinchado, y el de las monjas tiene una cinta ó correa en la frente. No hay señales en que poder hacer pie.

Sobre unos vestigios tan cortos y dudosos no es prudencia aventurar el juicio; y así solo por conjeturas iremos discurriendo algo. Sabemos por Varron en lo que dexó escrito en el lib. II de Re rústica, cap. 4º, que en los misterios de Ceres, en las alianzas ó tratados depaces, y en las bodas de los antiguos poderosos se sacrificaban puercos. Esta fue una costumbre de los antiguos latinos, de los etruscos, y de los griegos de Italia. Un puerco faxado ó con algún adorno en la cabeza puede denotar que iba destinado para víctima de sacrificio.

Las calaveras de los toros que se ven como un ornato propio del órden dórico no sifnifican otra cosa sino las mismas víctimas de aquella especie que se sacrificaban en los templos. Que Ceres tuviese culto público en aquella especie que se sacrificaban en los templos. Que Ceres tuviese culto público en España no es dudable; pues aunque no hubiera quedado otra memoria que la inscripción de Medellín, bastaba para convencerlo; y que la costumbre de sacrificar puercos en España viniese con la misma superstición pagana no se puede prudentemente dudar. ¿Y qué otra cosa puede significar la escultura de un puerco vivo, quieto ó parado, y con algún adorno mas bien que una victima?. La ocasión y el poder influyen en el tamaño de las obras: por este principio, la escultura del jabalí colosal que hay encaxado en la pared de la torre pudo depender de una ocasión y motivo grande, como seria el de una alianza importante entre los revacos y otros pueblos, ó la boda de algunos consortes poderosos, quienes quisieran dexar esta señal de su espendidez por la eternidad de las cosas, según la frase que á otro propósito usa Plinio.

¿Para qué es bueno el cerdo, dice Ciceron en el libro II De natura Deorum, sino para que se lo coman? Su destino natural parece no ser otro, y por eso entre los animales de grey es el mas fecundo. Crisipo, continúa diciendo Tulio, dice que para que la carne del puerco no oliese mal se le había dado el alma por sal.

Servio sobre aquel pasage del libro VIII de la Eneyda:

…posito cert amine reges Armati Iovis ante aram, paterasque tenentes Stabant, et cæsa jungebant  fœdera porca.   

notó el origen de la voz fœdus (la alianza) á porca fœdè et crudeliter occisa, cujus mors optabatur ei qui à pace resilijset. San Isidoro cita en el origen de fœdus la opinion de Servio, aunque sigue otra. Pero Servio notó también que Virgilio en lugar de decir porco dixo porca falsamente, porque en aquellos sacrificios de alianza no eran las hembras sino los machos de aquella especie los que se sacrificaban; bien que despues va dando algunas razones, por que el poeta puso el femenino en lugar del masculino. Quintiliano halló cierta grandeza en la frase de Virgilio cæsa porca. Por lo demas Pomponio Sabino, que refiere la fórmula de aquella alianza entre los romanos y los albanos, dice que Tulo hirió un puerco con el pedernal, esto es, con el cuchillo de pedernal. El mismo poeta en el libro XII de la Eneyda, describiendo otro sacrificio no por causa de alianza sino por el felix écîto de la batalla, dice que Eneas sacrificó un cochinillo y una oveja sin trasquilar:

…pura que in veste Sacerdos Setigeræ fœtum suis intonsamque bidentem 

Attulit, admovit que pecus fragranitibus aris. 

 

En los misterios de Ceres desde luego se sacrificaban puercos, como advierte Varon, acaso por aquella razón que ya apuntó Macrobio al libro I de los Saturnales.

En suma: el bulto de piedra de un jabalí como los dos que hay en Segovia, puede significar el animal como destinado á victima en sacrificio á Jupiter Stator, ó á Ceres, ó á otra deidad, por qualquiera de los motivos que los gentiles sacrificaban los puercos; pero que hayan estado siempre solitarios y no delante de alguna ara, no lo admitiríamos fácilmente, aunque se hallen sueltos en las ruinas de varios pueblos y sin la ara á que pertenciéron.

Es menester notar que en los sacrificios de los antiguos no siempre había de ser jabalí en lugar de cerdo doméstico; porque no se tienen los jabalíes tan á la mano que se puedan traer vivos al sacrificio. Los latinos tampoco usan la voz aper, que es la que significa el jabalí, sino la voz sus y porcus quando hablan de los sacrificios del puerco. Horacio enla carta á Augusto, describiendo las costumbres de los labradores antiguos, dice:

Tellurem porco, Silvanum lacte piabant

y Ovidio en los Fastos libro IV:

A bove succinti cultros removete ministri,

Bos aret: ignavam sacrificabe suem 

Ciceron en el II de Legib.: et porco fœmina piaculum pati. Pero la figura del cerdo domisticado parece mal por su mismo abatimiento, y los artistas preferirían siempre representarlo en su raza primitiva.

Si entre los bultos de piedra de jabalíes que hay en España, y las figuras del jabalí que se ven en las monedas antiguas se pudiese acomodar una razon común, entonces cesarian las conjeturas; pues por la razon misma que los antiguos acuñáron en las monedas la figura del jabalí, harian otros escultures las figuras en piedra. Plutarco en el Publicola dice que las monedas mas antiguas tenían la figura de un buey, ó de una oveja, ó de un cerdo. En Clunia (hoy Coruña del Conde) se han hallado varias monedas con la figura del jabalí, y hasta en el cuello mismo de Tiberio pusieron los de Clunia la figura de una cabeza de jabalí en contra marca. Plinio dexó notado que el jabalí fue uno de los signos militares de los romanos. El erudito antiquario numismático Don Tomas Andres Guseme hizo el recuento, según su costumbre, de las medallas que se hallan con la figura del jabalí; á cuyo diccionario remitimos al lector que no lo haya visto, para que observe que fue cosa comunísima en la antigüedad usar en las medallas la figura del jabalí, ya solo, ya con otras varias figuras, y lo mismo la cerda ó hembra de aquella especie.

Por lo que hace al pretenso Hércules de Colmenares, cada uno puede juzgar como le parezca, supuesto que le falta todo atributo por donde poder conocerlo. Hércules con el jabalí muerto á sus pies seria rarísimo, aunque no me opongo á la posibilidad de poder hallar alguno. El puerco colosal que se supone muerto á los pies de este Hércules no está muerto, como lo representa falsamente la estampa de Colmenares, sino vivo y adornado como ya he dicho. Fácil es hacer una reflexîon. Si estaba ya herido y muerto el jabalí, ¿á qué fin tenia Hércules los brazos levantados como para descargar un golpe con la clava?. Lo natural era figurarlo reposando sobre la clava, extinguida ya aquella fiera, y cumplida una de las hazañas del héroe.