Carta con el cuadro á que hace referencia el dibujo que en su lugar publicamos, se dirigió por el Ilmo. Sr. D. Miguel Rodríguez-Ferrer al Sr. Amador de los Rios para sus últimos trabajos sobre los monumentos arqueológicos de las Provincias Vascas

Miguel Rodríguez-Ferrer

Miguel Rodríguez-Ferrer.  Carta con el cuadro á que hace referencia el dibujo que en su lugar publicamos, se dirigió por el Ilmo. Sr. D. Miguel Rodríguez-Ferrer al Sr. Amador de los Rios para sus últimos trabajos sobre los monumentos arqueológicos de las Provincias Vascas. La Ilustración española y americana, nº XXIII, de 25 de agosto de 1871, página 387

Ilmo. Sr. D. José Amador de los Rios

Mi bueno y antiguo amigo: recuerde usted que allá por el año 1844, me dirigí á la “Comision central de Monumentos del Reino” de que era usted digno secretario, y que al hacerlo, condolido por el estado en que encontré el célebre sepulcro del gran cardenal Cisneros, se debió á mi sentida denuncia, secundada y apoyada por el influjo de su posición oficial entónces, y á su amor siempre creciente por el arte, que de allí á poco surgiera la restauración, y en cierto modo desagravio, que aquel monumento nacional requería, segun lo que por su órgano me manifestó aquella corporación.

Pues al présente, también invoco su entusiasmo histórico-artístico, y llamo su ilustrada atención sobre el cuadro que le acompaño, no para pedirle auxilio alguno para el monumento que representa, que no lo necesita por su cualidad ante las injurias de los Siglos , ni tampoco ante las de los hombres, puesto que nuestro culto religioso ha venido á cubrirlo con sus bóvedas protectoras; sino para que usted lo dé á conocer como su importancia merece, en el erudito trabajo en que se ocupa usted precisamente en estos momentos, sobre la arqueología especial de las Provincias Vascongadas, y que yo tengo la satisfacción de conocer en parte.

Al efecto, le envío su lámina, pasando á darle algunos antecedentes, pues creo que por ellos tomará usted la idea de su singularidad. y de que no habrá muchos en España que lo igualen en grandeza, y en la admiración que inspiran sus tres colosales masas y  los medios dinámicos con que allí pudo erigírse su triple mole, como monumento megalitico y recordatorio. Pero ¿á qué pueblos perteneció? ¿Cuál es la civilización especial que refleja su original estructura para haber llegado hasta nosotros, llenándonos de asombro?...

Precisamente es para esto el objeto con que á usted mando el cuadro que lo representa en el interior de una iglesia; y el motivo por el que esta carta la escribo: que ya desde 1841 traté yo de darlo á conocer, por lo que de él llegó a mis oídos, encontrándome de corregidor político de Vicaya, sí nuestras agitaciones públicas no me lo hubieran por entonces impedido, y después mi marcha y permanecia en América, sepultando por muchos años este deseo. Pero la suerte ó la fatalidad me proporcionó en el pasado año volver á aquella tierra de gobernador civil, y ya pude visitarlo, aunque de corrida, por no permitírmelo de otro modo ciertos deberes; y cuando ya hoy pudiera publicar la impresión que esta curiosidad me produjo, que fue bien profunda, no seria yo tan competente como usted para revelar su estudio, y aparecería además como una cosa aislada, cuando usted debe y puede encajonarlo hasta cronológicamente en el largo y concienzudo que usted está elaborando sobre las tres provincias hermanas. Hasta, pues, de exordio; y entro en materia.

En la provincia de Vizcaya (señorío ántes). y como á ocho leguas de su capital Bilbao (no por el fuero), existe una Anteiglesia (división foraI), llamada de Jemein ó Xemeia, y entre las cinco ermitas que en su área se levantan, aparecen en la de San Miquel de Arrechinaga y bajo su bóveda, tres grandes bloques ó piedras que mútuamente se sostienen, de base, cuerpo y altura colosales, monumento que yo coloco entre los más primitivos, y particularmente clasificados con la denominación de Pëulvans ó Menhirs, Hileras, Kromlechs, etc., bautizados hasta aquí con el nombre de Célticos, segun Gailhaband, Batisier y otros autores, aunque ya hoy, por otros descubrimientos v recientes obras que usted bien conoce, se tienen por producto y legado de otras civilizaciones á más de la Céltica. Es verdad que éste tiene la partículalidad de contar más partes que el Menitir, y no tantas como el Krromlech circular bretón; pero bien puede pasar este escrúpulo ante el conjunto de sus tres peñas reunidas, que forman como una sola pirámide, y que se colocaban regularmente junto á los sepulcros, cuando era solo de una pieza. Para épocas tan remotas es posible que los Bretones y Eúskaros ofreciesen una misma civilizacion, como eran casi iguales su ambiente

y sus montañas. Y es muy extraño que el erudíto Padre Flores no tuviera de él conocimiento, como por incidencia lo tuvo del ídolo de Miqueldi, y no hable de esta antigüedad, y más raro, que no so conserve en el archivo de esta Anteiglesia, lo qne pensaron de ella sus antepasados, cuando quisieron cubrirla con un templo y engastarla entre los altares del catolicismo.

Yo creo que de ello no existe nada segun me dijeron, y porque de haberlo, lo hubiera revelado el diligente señor Delmas en su preciosa Guia.

Más no acierto á decir á usted. Pero usted sí que me puede y debe rectificar en obsequio de la ilustracion pública, porque si el verdadero saber pertenece á pocos, la mejor ilustración se debe á todos; y bien sabe usted, que de antiguo me conoce, que no siendo yo de los privilegiados, he trabajado siempre (aqui y en América) por extender al menos esta ilustración nacional.

Para concluir: la orientación de este moumento megalítico, su base y sus dimensiones, las encontrará usted en la ya citada Guia de nuestro común amigo, cual pormenores indispensables para su estudio; yo me repito como siempre suyo ex corde

MIGUEL RODRIGUEZ-FERRER

P. D. La etimología vasca Arrechinaga, de arri piedra, está diciendo que ántes del templo que hoy cubre á este monumento, había entre ellas algún santo ó imagen de San Miguel, cuando ya se le nombraba San Miguel de las Piedras ó Arrechinaga.