Crónica de la Provincia de Salamanca

Manuel González de la Llana

Manuel González de la Llana. Crónica de la Provincia de Salamanca. Madrid, Rubio, Grilo y Vitturi, Editores, 1869, página 44

Entre sus principales monumentos figura, á no dudarlo, el gran puente de piedra que está sobre el Tormes. Este puente, romano en su origen, tiene 27 arcadas y 423 varas de longitud por 8 y tres cuartas de latitud. Hoy, solamente la mitad es de construcción romana, pues el resto se reedificó en tiempo de Felipe IV. Es de los mejores y acaso el mas hermoso de España, y la mas importante de las antigüedades de Salamanca. En su centro se levanta un airoso templete sostenido por cuatro arcos de orden dórico y coronado por una cúpula.

La obra romana es igual á la del famoso Puente del Diablo de Segovia, y á los puentes de Mérida y Alcántara. Hasta el año 1834 se conservaba á la derecha del puente, saliendo de la población, una piedra informe que quería representar un toro, atributo sin duda igual al que campea en los cuarteles del escudo de armas de la ciudad.

Ya que incidentalmente hemos hablado del escudo de armas, vamos á dar algunos detalles acerca de él.

Este escudo está dividido en dos cuarteles. En el primero, según ya hemos dicho, se ve un puente y sobre él un toro y un árbol. En el segundo, las cuatro barras rojas de Aragón en campo de oro, orladas por ocho cruces de Jerusalen de plata en campo azul. Varias son las opiniones que se han formado acerca del orígen del primer cuartel de este escudo: unos lo atribuyen á la fundación del puente por Hércules, por haber existido hasta el año 1834 en el costado del puente la piedra que representaba un toro. Hay, sin embargo, una tradición popular que combate la esplicacion anterior.

Dícese que cuando estaban perdidas las ruinas de la antigüedad, escapóse un dia un toro de una de las dehesas del país, siguióle la pista un pastor, y después de grandes afanes por encontrarle, vio de lejos que el toro estaba escarbando cerca de un árbol, y que entre la maleza aparecían algunos escombros, llegando de este modo á descubrirse los vestigios de un puente, por cuyo motivo, reedificada la población, tomó por armas el puente, el toro y el árbol