Documentos de la Comisión de Antigüedades de la Academia de Historia de 3 de septiembre de 1876 de la Memoria enviada por D. Pedro de la Garza del Bono
Pedro de la Garza del Bono
Documentos de la Comisión de Antigüedades de la Academia de Historia de 3 de septiembre de 1876 de la Memoria enviada por D. Pedro de la Garza del Bono
CAAV/9/7944/3(1)
Real Academia de la Historia
Excmo. Sr.
En una sesión de imbierno último prometí a la Academia hacer una excursión á las cercanías de Ávila en busca de algún monumento prehistórico y darla cuenta del resultado: Hoy me toca cumplir esta promesa.
Desgraciadamente para el resultado de mis investigaciones el tiempo estaba caluroso y no fué posible pasar los días en el campo como deseaba: por la misma razón no me detuve en el Escorial a mi regreso, aunque bien merece en mi concepto hacer alguna imbestigacion, como diré mas adelante: de todos modos no creo haber perdido el viaje.
He visto y dibujado los tan conocidos cochinos de Avila les pasa lo mismo que a los llamados toros de Guisando, que tuve el gusto de dibujar en 1852 y cuando todavía no tenía la honra de pertenecer á esta ilustre corporación literaria.
Por los dibujos adjuntos á este escrito se convencerá la Academia de lo que voy a decir.
Los llamados cochinillos de Avila o toros, son unos bloques de granito que representan animales cuadrúpedos: pero de tan mala escultura, en el conjunto del dibujo y sus detalles que en la historia natural, no hay animal alguno mamífero cuadrúpedo paquidermo, á cuya especie se pueda decir que pertenecen.
El primero se encuentra en la calle, en una rinconada que forma la casa del Marqués de Campomanes.
El segundo está en el portal de la misma casa, en un ángulo á la izquierda de la puerta de entrada.
El tercero y cuarto se hallan en el patio de entrada de la casa del Duque de Abrahantes.
El quinto está tirado en una calle, cuyo nombre no recuerdo, y fue encontrado hace menos de un año, por Don Emilio Sánchez, corresponsal de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que tuvo la amabilidad de acompañarme en mis excursiones en la tierras que removió para construir una casa frente á la que se halla.
Viendo los dibujos, se comprende que en el primero han querido representar la figura de un buey ó toro, aunque mas parece lo primero que lo segundo por lo bajo de la cabeza. Tiene la papada de la raza taurina y la cola como si espantara las moscas, pero excesivamente larga. Es verdad que no tiene astas ni traza de haberlas tenido nunca, y las patas no llegan ni á las rodillas, por lo cual en aquella ciudad le llaman cochino y los historiadores unos le llaman cerdo, otros toro. Tiene de alto como vara y media y de largo más de tres varas.
2º.- El segundo es tan informe como representa el dibujo, y aun segun me dijo un joven que miraba como yo dibujaba, hace dos años lo era mas; porque la piedra entre las dos patas de delante y de detrás llegaba hasta el suelo y se la quitaron de la tripa para abajo, para que estuviera mas bonito.
Este vicho no ha tenido cabeza nunca: cuando le labraron la piedra no era mas larga que lo que es hoy y representa el dibujo, si hubiera habido fractura se conocería.
Como se vé, ni se parece á un cerdo, ni á ningun animal.
Es de alto como tres cuartas y de largo cerca de vara y media.
3º.- La figura del númº 3 está algo más en caracter, y tiene la ventaja sobre los otros de estar entero, puesto sobre una peana de la misma piedra, es decir que toro es un pedazo, peana y animal.
Tiene de alto con la peana como vara y media y de largo como nueve cuartas.
Que han querido representar un cerdo en esta figura, no admite duda, por lo corto de las patas y del cuello, por la forma de la cabeza y del ocico: pero que no lo consiguieron tampoco: porque tiene atrozmente gruesas las patas y rematan en un anillo, en vez de los dos ó tres dedos que tienen los cerdos, segun la especie: ademas no tiene narices, ni ojos, y en cuanto á lo que se podrían llamar orejas, llegan hasta el ocico como formando la mandíbula superior y la boca.
No parece sino que al hacer este cerdo estudiaron la manera de hacer de modo que lo pareciera y no lo fuera.
Del estudio de esta figura y de la primera surgió en mi mente allí mismo una idea que someto con gusto, unas abajo, á la ilustración de la Academia.
4.- En el mismo patio y detrás de la figura anterior está la del número cuatro. ¡Que diferencia¡
Esta figura no ha tenido cabeza nunca, faltó piedra para hacerla, ó representa la cabeza todo el trozo desde un oyuelo que parece un ojo hasta la conclusión.
No representa animal ninguno conocido, si es una cola lo que han querido hacer en un pequeño levante que tiene en una anca, podría creerse que quisieron representar un becerro, puesto que tiene algo que podría ser la papada.
Tiene de alto una vara y de largo dos y cuarta.
5.- Tambien esta figura es informe y no tuvo nunca cabeza; teniendo solo la particularidad de que parecen quisieron hacerla una garra, informe también.
Queda pues demostrado, Exmo. Sr., que los llamados Cochinos de Avila, ni lo son ni lo parecen, excepción hecha de uno, que lo parece aunque no lo és.
La vulgaridad de llamarlos cochinos acogida por los historiadores, corre parejas con llamar toros á los de Guisando: sin que estos últimos sean tampoco elefantes como ha dicho un ilustre escritor en estos últimos tiempos: por no tener ni haber tenido nunca los caracteres mas distintivos del Elefante, que son la trompa, los colmillos y las orejas, y á no ser por la inscripción latina que yo ví, y tomé en uno de, me atrevería a sostener que todas estas esculturas eran del tiempo de los árabes; fundándome en el precepto del Alcorán de que ningún creyente, pueda esculpir, dibujar, ni pintar la figura humana ni la de ningun animal.
Así es, que tanto estas figuras, como cuatro que hay en la llamada fuente de los Leones de Baeza, de que ya tuve la honra de dar conocimiento á la Academia en Diciembre último, y los que existen en Granada en el patio de los Leones, los que había en la misma ciudad en la casa de la moneda, los cierbos de una cacería, esculpidos en el pilon de una fuente, y los pájaros acuáticos de madera que existen en los cauces del patio de una casa en el Albaicin de la misma ciudad, que todos son árabes, tienen sin embargo alguna semejanza con los animales que representan, pero no lo son.
Yo tuve intención de serrar uno de los pájaros que cito y traerlo á Madrid; pero considerando que la Academia y los hombres aficionados á estos estudios me habrían negado la procedencia, los dejé allí, donde pueden verse y no se puede dudar que son árabes, a pesar del precepto del Alcoran, pues sí representan pájaros, carecen de patas y no es posible clasificar la especie.
Si se pudiera probar, como es muy probable, que los llamados toros de Guisando existen allí en la forma que tienen, antes de la venida de los romanos á España, ó que la inscripción latina de uno de ellos, ha sido hecha durante la dominación de los árabes ó posterior á ella, como se puede comprobar que no son romanos, porque los romanos no hubieran hecha tan malas esculturas, entonces podría afirmarse resueltamente, que los toros de Guisando y los cerdos y toros de Avila, fueron obra de los tiempos desconocidos, ó de la dominación árabe; lo mismo que las esculturas citadas de Granada: idea que tengo la honra de someter á la ilustración de la Academia. El no hablar latín en España después de la venida de los árabes no sería una razon, para probar que la inscripción citada de los toros de Guisando, se hizo en lejanos tiempos, porque la costumbre de escribir en latín en los monumentos, algún suceso cuya memoria quiere legarse á la posteridad, ha llegado hasta nuestros días, y quien sabe si andando el tiempo, algún sabio anticuario, tomará como del tiempo de Julio Cesar, alguna inscripción latina escrita en el actual siglo XIX.
Estos monumentos que algunos clasifican como piedras terminales, podrán haberlo sido y ser transportadas despues á las poblaciones: mas existen dos razones muy poderosas para dudar de esta afirmación.
La primera es, que en este caso y siendo obra de los romanos, serían de esculturas mas perfectas, como he dicho antes, y de dibujo correcto. Los romanos no dejaron nada que desear á las generaciones posteriores en punto á escultura, sino mucho que aprender.
Es la segunda, que estarían esparcidos por toda España, y por todas las líneas regionales, como sucede con los cipos en las vías militares, y no …………., no en la línea Lusitana y Tarraconense, sino en la región de los Betanos; porque no es de presumir que a pesar del transcurso de los años, hubieran desaparecidos de todas partes, menos de una parte de Castilla la Vieja y no sé si de los alrededores de Durango en el terreno Vasco.
Sin embargo de esto, considerando sus malas formas, y en algunos ninguna, apenas se concibe que pudieran tener otro uso que ser colocados en el campo como marmolillos, sin que por esto fueran romanos. Tambien podemos considerar estos monumentos como originarios de los primeros rudimentos de la escultura en España, y entonces habría que elevarlos á la categoría de los Idolos, representados en las figuras del cerdo de los celtas y del toro Egipcio, puesto que las figuras del caballo y del elefante no existen en ningún punto de España.
Sucede con estos estudios, casi lo mismo que con los de la geología y otros de la naturaleza, en que la razón del hombre que tiene su límite, no comprenderá nunca, y sin embargo quiere esplicarselo todo: es decir que nunca llegaremos á descubrir la verdad.
Hoy se ocupan en Francia y en Alemania de averiguar las materias inflamables que componen el Sol. Ya lo esplicarán, y habrá quien lo crea.
Otro estudio llevaba intención de hacer, en las cercanías de Avila, que no he podido verificar por lo dicho al principio de este escrito: pero sin embargo daré cuenta á la Academia de mis impresiones.
Desde luego, adjunto remito el dibujo de una piedra …..
…..
Hasta aquí mis observaciones, que la Academia apreciará en lo que crea justo: mas no concluiré este escrito, sin tener la honra de proponer á la Academia, que nombre una comisión, la cual lleve un fotógrafo, para tomar fotografías de los Toros de Guisando, los toros ó cerdos de Avila, Segovia, Mingorria, Toro… es decir de todos los monumentos, que unos escritores tienen por Idolos Celtas, y otros por piedras terminales romanas, las cuales se encuentran en una pequeña parte de Castilla la Vieja: Tomando nota del sitio donde se encuentran, sea en el campo ó en poblado.
Considero importante que la Real Academia de la Historia, posea esta colección de fotografías, por las cuales se podrá juzgar del mérito artístico de estas esculturas, de los animales que representan, y de la época histórica á que pertenecen: puesto que por muy hábil que sea la descripción que de ellos se haga y por muy bien que se dibujen, nunca podrán dar una idea tan completa como una buena fotografía tomada del mismo monumento y no de dibujos, como tiene algunas láminas de la Academia, de otros monumentos.
Esta Comisión podría á su regreso, recorrer el terreno á caballo, dese Sanchidrian hasta Torrelodones, por las inmediaciones de la vía ferrea, con el objeto de estudiar los grupos de piedras y ver si encuentra alguno artificial, que forme algún monumento megalítico, como un Menir, un ……, un Trilito, un Dolmen, ú otro cualquiera de los tiempos desconocido.
Madrid, 3 de Setiembre de 1876
El Coronel Corresponsal
Pedro de la Garza del Bono