Historia de las Naciones vascas, de una y otra parte del Pirineo Septentrional y costas del mar Cantábrico, desde sus primeros pobladores hasta nuestros días: con la descripción, carácter, fueros, usos, costumbres y leyes de cada uno de los estados Bascos que hoy existen

Juan Antonio de Zamacola

Juan Antonio de Zamacola. Historia de las Naciones vascas, de una y otra parte del Pirineo Septentrional y costas del mar Cantábrico, desde sus primeros pobladores hasta nuestros días: con la descripción, carácter, fueros, usos, costumbres y leyes de cada uno de los estados Bascos que hoy existen. En Auch, en la imprenta de la viuda de Duprat, 1818

Páginas 295-297

Debemos pues concluir que la religión de los Bascos es la mas pura y antigua que se observa todavía en toda la chistiandad, sin que entre ellos haya habido jamas falsos dioses ni ídolos a quiene s hubiesen prestado adoración (47)

(47) El P. Henao en sus antigüedades cantábricas, cap. 30. n. 10. refiriéndose á la micrologia geográfica de D. Gonzalo de Otalora, dice : “qne inmediato á Durango, cerca de una hermita llamada de Miqueldi, hay una gran piedra tan monstruosa en la forma, como en el tamaño, cuya hechura es una abada ó rinoceronte, con un glovo grande entre los pies, y en el tallados caracteres notables y no entendidos, y por remate una espiga dentro en tierra donde está eminente de dos varas, y que esta piedra se halla en campo raso (causa de mostrarse deslavada) sin que se tenga memoria de ella, sí bien corre por ídolo antiguo. Que en Urracha hay otra piedra grande en forma de rostro aguileño, con caracteres notables. Y que en Mañaría, Momoilio, Ayurias, Murgoitio, S. Miguel de Irure y Zengolita hay también piedras, ídolosy marcas con caracteres y señales no entendidos, de diferentes formas y hechuras deslavadas con el tiempo, por estar en campo raso, etc.”

Es verdad que el P. Henao, teniendo sin duda por sospechosa esta noticia, añadió que podia ser muy bien que el vulgo pensase que eran ídolo, los que no eran sino medidas de caminos, destrozos de edificios ó dedicaciones á personages grandes; pero como después el P. Mtro. Fr. Enrique Florez en su disertación sobre la Cantabria incluye un diseño del ídolo de Maqueldi, que dice le consiguió á fuerza de tenaces y repetidas diligencias; y últimamente el Sr. Depping en su historia de España, que empezó á publicar en 1814, sienta como positiva la existencia de estos ídolos, asegurando que las tales piedras se alcanzan á ver de lejos en campo raso, labradas con formas extraordinarias, y cargadas de signos y de inscripciones en caracteres desconocidos pero muv limpios y legibles, razón será despreocupar al vulgo de la impresión que pueda hacerle el juicio de unos hombres tan recomendables por su instrucción y literatura.

El Sr. D. Josef Maria de Murga que acaba de examinar y reconocer nuevamente estos monumentos dice, con el juicio y discernimiento que le caracterizan siempre, que sin duda fue D. Gonzalo de Otalora el primero que vertió la especie de que la piedra de Miqueldi se tuviese por ídolo antiguo, y que es bien extraño que tal rumor, si le habia , no llegase á oídos de Garibay, natural y vecino de Mondragon, tres leguas distante de Durango, ó á lo menos que si tuvo algunas nociones de semejante ídolo , no conservase la tradición quando habló en su obra de las piedras sepulcrales que habia visto en los campos de Elorrio, á una legua de Durango. Añade el mismo Sr. Murga que si creyó esta noticia el P. Mtro. Florez fue porque se valió, según dice Ozaeta en su Cantabria vindicada, de las noticias que le dio el P. Mtro Labiano, prior del convento de Agustinos de Durango, tal vez, interesado en hacer sostener este error: que el diseño que pone el Mtro. Florez de este pedrusco no se parece a ningún ídolo; y que tampoco está en campo raso sino en un ribazo entre zarzales, etc. 

Esto mismo en sustancia viene á decir entre las noticias que ha recogido el laborioso D. Victor de lbargoitia, y también D. Martin de Azcué, administrador del correo de Durango, añadiendo uno y otro que la gente sensata de aquel pais jamás tuvo en concepto de ídolos la piedra de Miqueldi, ni las demás que se encuentran en sus inmediaciones, sino como unos retazos ó despojos de sus peñas y canteras, donde naturaleza parece que se esmeró en colocar betas, colores y adornos que se semejan á diferentes figuras. Por eso el Sr. Astarloa llegando á molestarle un curioso antiquario con preguntas á cerca del origen del ídolo de Miqueldi, le respondió graciosamente, no solo tenemos por acá ese ídolo, sino también otros infinitos de su clase en Amboto, Oiz, Gorbea, etc. aludiendo á que estas grandes montañas ó promontorios peñascosos eran de la misma especie.