Recuerdos y bellezas de España

José María Quadrado

José María Quadrado (1819-1896), Apologista católico, archivero, periodista e historiógrafo español. Recuerdos y bellezas de España, bajo la Real protección de SS.MM. la Reyna y el Rey, obra destinada à dar à conocer sus monumentos y antigüedades en láminas dibujadas del natural por Francisco Javier Parcerisa, escrito y documentado por J. M. Quadrado, Salamanca, Ávila y Segovia, 1865 

Primera parte. Provincia de Salamanca

Capítulo Primero. Memorias de Salamanca 

Página 3

Aún se recuerda también á la entrada del puente el nombrado toro de piedra que dio blasón á la ciudad, objeto de vulgares consejas y de eruditas disertaciones (3), ni más ni menos que tantos otros como sembró por aquella región el paganismo

(3) Sobre dicho toro escribió un opúsculo Gil González Dávila, y por él empieza don Diego de Mendoza las aventuras de su Lazarillo de Tormes, á quien el maligno ciego hizo dar un recio golpe contra la piedra al aplicar el oído al supuesto rumor que se percibía dentro

Página 120

Capítulo V, Aspecto general de la ciudad, calles, caserío

Al puente hace venerable su romana antigüedad, ya que ha cesado de ser célebre por su toro de piedra y pintoresco por las almenas que lo ceñían (1).

(1) Véase sobre el Puente el principio del Tomo, páginas 2 y 3.

Página 151 

Capítulo VII Ciudad Rodrigo

Página 171

Por el sur y el oeste corre á los pies de la ciudad el Ágeda arrastrando arenas de oro en su corriente no escasa, y deslizándose al acercársele por el primer punto bajo los siete arcos de su puente, la mitad del cual es de fábrica antigua como las dos torres que defendían un tiempo sus extremidades, aunque no tanto como el informe verraco de piedra colocado á su salida, la mitad renovado en 1770 á costa de la provincia y de las otras colindantes por el citado Sagarvinaga. Comunica el puente… 

Página 215

Segunda parte. Provincia de Ávila 

Capítulo Primero. Crónicas Avilesas.

Capítulo Quinto. Muros de la ciudad, interior, arrabales. 

Página 326.- …: una gran casa, hoy titulada de Campomanes y procedente tal vez de los Águilas según el blasón, se hace allí notar más bien que por los tres escudos puestos debajo del arco escarzano y por las jambas platerescas de su ventana, por un informe animal de piedra, toro al parecer y no elefante, que echado en un rincón descansa de las vicisitudes de veinte siglos.

Pág. 326-327.- “Siguiendo á espaldas del alcázar estrechas calles, que se ensanchan hacia el nuevo Santo Tomé, y frente al palacio de los obispos que antes lo fué de los señores de Navamorcuende, aparecen á lo largo sombreadas por densa arboleda, las denegridas paredes de otro, ceñidas de almenas, sembradas de pequeños ajimeces sin columna. Salientes matacanes defienden sus dos puertas, tapiada la una, y encima de la abierta campea el escudo de trece róeles entre dos vellosos salvajes encadenados y dos heraldos á caballo tañendo sus trompetas. Pertenecen estas armas, ganadas á lo que se dice en el siglo XIII en cierta expedición sobre Ronda, á los Dávilas señores de Villafranca, jefes de la cuadrilla de Esteban Domingo ó de San Vicente, creados en el xvi marqueses de las Navas (1); y del primero de este título conserva el recuerdo una monumental ventana con reja en la esquina del piso bajo, decorada con dos graciosas columnas y frontón triangular, en cuyo friso se lee Peírus Dá- vila et Marta Cordubensis uxor MDXLI, y debajo el misterioso mote: donde una puerta se cierra otra se abre. La otra fachada contigua á la puerta del Rastro tiene parecidos ajimeces y un portal de gallarda ojiva encuadrado dentro una moldura: en el patio yacen cuatro elefantes de diversos tamaños, antiguallas del paganismo recogidas ó desenterradas no se sabe cuándo ni un portal de gallarda ojiva encuadrado dentro de una moldura: en el patio yacen cuatro elefantes de diferentes tamaños, antiguallas del paganismo recogidas o desenterradas no se sabe cuándo, ni de dónde” (2) 

  1. De ellas nos ocupamos hablando de los toros de Guisando, en el tomo de Castilla la Nueva; del que dio nombre á Toro en el capítulo de esta ciudad, tomo de Valladolid; del de el puente de Salamanca, en el principio de este tomo, y de los de Ávila en el primer capítulo de esta segunda parte. En Segovia volveremos á encontrarlas.

Páginas 334 y ss

El Tiemblo se envanece de poseer en su término el célebre monaterio de Guisando y las memorias á él anejas (1)

(1) Sobre esta Antigua casa de Gerónimos y sobre los famosos toros de piedra y sobre la venta en que fue jurada Isabel la Católica véase el tomo de Castilla la Nueva página 150. No debe confundirse el monasterio con la villa de Guisando situada á mas de diez leguas de distancia junto a Árenas de San Pedro 

Páginas 363 y ss

Tercera Parte. Provincia de Segovia. 

Capítulo I.- Acueducto, memorias antiguas de la capital.

Página 369-370

Antigüedades que acompañen a esta dignamente, no las hay en todo el recinto de Segovia; pero de otras no tan magníficas, bien que coetáneas por lo menos, ocurren a menudo importantes vestigios. El más notable se halla encerrado en la clausura de monjas dominicas que hasta el año 1513 fue casa fortalecida como otras por alta y robusta torre, en uno de cuyos muros interiores, correspondiente ahora a la escalera del convento, resalta una grosera figura, alta de cuatro pies, desnuda la cabeza y la mayor parte del cuerpo, juntas las manos en actitud de sostener al hombro un pesado instrumento, puesto el pie izquierdo sobre una enorme cabeza de jabalí enfrenado con una especie de correa. La fiera aunque muy desgastada parece de mejor escultura que el hombre mutilado en muchas partes; pero reconócese que forman grupo, y no es difícil ver en él al membrudo Hércules en el momento de descargar la clava sobre el jabalí de Erimanto. Sin necesidad de admitirle como fundador de la ciudad, pudo en ella tener culto el semidiós, cuya estatua se labró tal vez al mismo tiempo que la torre si es esta de fábrica romana como algunos conjeturan; tal vez fue incrustada en sus paredes procediendo de edificio más antiguo. (1)

(1)  Consta en el archivo municipal el reconocimiento hecho oficialmente de esta escultura en 1818 con motivo de la discrepancia que se nota en la descripción de Colmenares y la del viajero Bosarte, resultando hallarse empotrada en la pared de la escalera por donde se sube desde el claustro bajo a la galería alta, en el segundo ángulo, a mano derecha, a la altura de una vara y tres cuartas, y con tres cuartas de resalto; que dicha pared sumamente gruesa forma el lienzo septentrional de la fuertísima torre construida casi en el centro del edificio; que es colosal la cabeza del jabalí y que de la frente le baja una correa que parece dividirse en dos para sujetarle el hocico; que la figura de Hércules, mamarracho cariancho, no debe creerse de la misma mano que el animal, y le falta la mano derecha, un casco del hombro y todo el pie derecho; que sin embargo parece se hicieron la una para la otra y se colocaron con grande objeto. La cabeza del jabalí es de piedra cárdena, y del mismo material parece la figura aunque pintorreada con almagre.

Página 370

Jabalí o cerdo, destinado al sacrificio según las cintas que cruzan sus lomos todavía, representa también un berroqueño bulto de seis pies y medio, rotas las piernas y tan maltratado como rudo, que yacía poco hace a un lado de la calle Real juntamente con un informe toro de ocho pies de longitud situado algo más abajo hacia S. Martín; ambos constituyen hoy, los más curiosos objetos del museo recién establecido en la iglesia de San Facundo. En la pared de la huerta de Capuchinos según se baja al convento de Santa Cruz permanece empotrada desde 1639 la parte posterior de otro toro poco menor que el antedicho; señales evidentes de que en Segovia lo mismo que en Coca, en Toro, en Salamanca, en Ciudad Rodrigo y sobre todo en Ávila y su tierra donde más abundan, prodigaron estas memorias de piedra, ora fuese de sus holocaustos a Hércules o a Osiris los fenicios, ora de sus ofrendas a Ceres los romanos, ora de sus triunfos los generales vencedores, ora de sus juegos circenses los ediles, ora en los toros se figurara a los ríos a cuyas orillas suelen hallarse tales simulacros, ora en los jabalíes ostentaran los celtíberos su militar insignia predilecta.(1)

  1. En el libro de Somorrostro se hallan recopiladas las diferentes explicaciones que de estas y semejantes figuras han dado los eruditos, tomándolas ya por toros, ya por cerdos o jabalíes, ya por elefantes o caballos. Gil González Dávila en su opúsculo especial sobre el toro del puente de Salamanca, cuenta hasta 61 de estos animales de piedra, 22 dentro de Ávila y otros tantos en varios pueblos de la provincia, 5 de ellos en Guisando, 4 en Villatoro, 2 en el Berraco, debiéndoles el nombre estos dos últimos lugares: de los restantes menciona tres en Salamanca, cuatro en Ledesma, uno en Ciudad Rodrigo, uno en Toro, uno en Coca, dos en Segovia, uno en Talavera de la Reina y otro en Toledo en su puente de Alcántara; la mayor parte han desaparecido. Cita además Bosarte uno en Arévalo, de mármol pulimentado, en el portal de la casa del conde de Valdeláguila.